¿Donde están esos amores de antaño, de Quijotes y Dulcineas? ¿Donde, esos amores que estremecían hasta al corazón mas negro? ¿Donde las Julietas y los Romeos? ¿Donde las Titanias y los Oberones? ¿Donde los Orfeos y las Euridices?
Hay tantos tipos de amor hoy en día... Amores nocturnos que mueren al nacer el alba, amores de cama que se deslizan entre las sabanas de un motel barato o una pieza de departamento. Amores que no veran nacer otro día, amores fugaces de corazones acelarados y taciturnos, resistentes a establecer lazos perdurables, o solo corazones juguetones de destinos sin sosiego.
Hay, también, amores mudos, de esos que mueren al lanzar apenas un suspiro, amores callados, encerrados en mentes de cristal, en corazones fragiles detenidos eternamente en el sentimiento de encanto. Idealizaciones de alientos, de fuegos, de miradas cruzadas que incitan a la imaginación. Donde muchas veces no hay nada.
Los hay que vienen en frascos, los hay reutilizables, los hay desechables y los hay retornables, estos ultimos te atrapan del talón y es más dificil que te suelten.
Están estos amores que asombran, amores que callan ante la injusticia, amores débiles, amores sin sentido, amores que no se aprecian, amores que nos desgarran por dentro y nos desangran día a día ante un comentario marchito y parcial, aquel amor que te atrapa en sus redes crueles y aquel amor que se deja doblegar. Amores presos de la fobia social, amores presos de la red de la juventud o de la adultez, amores que no supieron crecer. Amores nacidos de la opresión del corazón que ya no sabe vivir sin otra razón.
Están, también, estos amores como estrellas fugaces, brillan segundos y luego hacen las paces, algunos llegan, como super novas, a convertirse en amistad, otros mueren en la mas absoluta soledad, enterrados en algún recuerdo de nuestras mentes. Como sea, son amores que duran días, meses, años, amores que pueden llegar al altar y se disolveran mas rápido de lo que tarde un juez en decir: "que tal" Amores de contrabando, amores de cofradías y de aventuras sin miedo, amores que se atraven, amores osados que no duran mas que un suspiro del cielo.
Dónde esta ese amor de antaño, dónde está esa estela eterna. Quizás nunca existió. Quizás nunca murió. Quizás aun no nace.
¿Hay amor libre? ¿Hay amor que no sufra? ¿Hay amor que no ría o amor que no se amargue? Un corazón se apaga, un cuerpo deja de moverse y una mente se extingue como la llama de una vela al acabarse. Pero siempre recordaremos la luz que nos brindó, como siempre recordaremos el dulce sabor de boca en la piel que nos dejó ese amor que quizás ahora acabó.
Te deje para el final, si, a ti, amor infernal, amor de fuego, de llamas, de pasión y de locura. Tú que sabes de aventuras y desventuras, tú que seguirías mirando atrás, tú que sufrirías ante un engaño y perdonarás, tú, que te siento ahora. Este es el amor del cual les quería hablar: Está el amor que seduce durante toda una jornada, que quema y se consume y queda en nada, pero también esta el amor que te sorprende un día por la tarde, un día soleado entre enero y febrero, un amor que te deslumbrá, contra el que luchas y te vence, con el que te bañas y te enciende, del que intentas escapar y mientras mas corres mas caes en sus redes. Esta ese amor de antaño, ese amor que sigue sorprendiéndome, ese amor que conoci un día de verano, entre enero y febrero, un día que llegó de la mano de una locura, de la distancia y del tiempo, un amor para el que ahora si estoy preparada... Como esos amores de antaño, de Romeos y Julietas, esta vez sin finales trágicos, sin miradas atrás, sin engaños, un amor limpio como ese día de verano.
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